martes, 9 de abril de 2013

Módulo 2: Unidad formativa 1


En primer lugar quiero aclarar que las tareas que realicé antes de ayer no son una exhibición de humor negro, por desgracia murió mi padre. Podría inventarme unas tareas ficticias, pero no me da la cabeza, así que ahí voy con las de verdad, y a lo mejor me sirve de terapia.

¿Sirven las tareas de la vida cotidiana que hiciste ayer para aprender lenguas?

Claramente. Todas ellas eran una pura actividad comunicativa, primero con el personal del hospital, luego con el agente del seguro de decesos, tanto oral como escrita, a través de formularios de diversa índole... Desde el punto de vista puramente académico, cualquiera de las tareas podría elegirse para una clase de ELE, pero no iba a tener tan mala uva, pobres alumnos, qué depresión... Quizá la más útil sería la de dar le pésame, con el objetivo comunicativo de hacer llegar a otra persona nuestra solidaridad ante su sufrimiento. Además está llena de matices: puedes enseñar la diferencia entre las fórmulas más formales tipo "recibe mis condolencias" y las más cercanas tipo "lo siento mucho" y también expresiones idiomáticas que, según comprobé, no pasan de moda como "no somos nada"...

¿Eran las tareas que hacía como aprendiente de lenguas de la vida real, aprendiste con ellas?

Pues en las clases de inglés de IH sí había muchas tareas de la vida real y creo que por eso fue ahí donde aprendí de verdad, y no en el colegio en el que los ejercicios no estaban encaminados a ninguna situación comunicativa concreta. En clase de francés en la Alianza Francesa, el sistema era un poco mixto, había tareas de la vida real pero se incidía mucho en la gramática "per se", claro que es un idioma donde la gramática pesa mucho... Cada día dedicábamos los diez primeros minutos de clase a conjugar en alto, y la verdad es que se acababa quedando...

¿Qué nuevas estrategias pondrías en marcha sobre la traducción de la tarjeta?

La principal sería intentar averiguar si el receptor de la tarjeta está familiarizado con nuestras costumbres navideñas a la hora de regalar, porque eso de cambiar a Santa más que una traducción lingüística es una traducción cultural, y un tanto aventurada...




















1 comentario:

  1. Querida Gema:

    Con este mensaje acabas de responder a mi pregunta del post anterior. Lo siento muchísimo.

    Me has recordado con tu reflexión a un caso que me sucedió en una clase particular con una alumna japoneas, Tokiko. Su abuela, a quien estaba muy unida, falleció mientras tomaba clase conmigo. Los días siguientes ella quiso hablar de los ritos que en Japón seguían para despedir al ser querido. Yo nunca habría podido prever que me verían en clase hablando de estos temas, sin embargo Tokiko quiso hacerlo, como una especie de terapia (necesitaba contarlo) y a mí me pareció un privilegio poder acompañarla de ese modo en un momento tan trágico. Será algo que nunca olvidaré.

    Un abrazo muy fuerte y estamos a tu lado para lo que necesites.

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